Al menos 40 personas perdieron la vida tras el ataque ruso contra un edificio residencial. Entre ellos, tres niños. Los rescatistas continúan las labores de búsqueda, pues todavía hay 47 desaparecidos. Sin embargo, las esperanzas de encontrar sobrevivientes son escasas. António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, pidió que la ofensiva sea investigada como un posible crimen de guerra. Suecia, que ejerce la presidencia rotatoria de la Unión Europea, secundó esa petición. Por su parte, Kiev toma el ataque como la última prueba de que necesita más apoyo de occidente para detener la invasión.